Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
3.1416.........
domingo, 24 de febrero de 2013
lunes, 29 de agosto de 2011
SI TUVIERA QUE HABLAR DE MÍ…
Cuando era niña recuerdo que casi no jugaba, no en balde fui el pilón de mi casa, en lugar de eso, hablaba de amor, de música, de Dios y de la vida, tenía 7 años, una familia grande con lo que yo sentía como 2 mamás, 1 papá, 8 hermanos, además de mis abuelitos y mis tíos más cercanos, pero lo que era mejor, entendía casi siempre lo que pasaba y vivía.
Crecí como todos, con mis paraísos e infiernos de los cuales aún cargo más de lo que me gustaría, he amado con los huesos y de muchas formas, y de la misma manera amores he perdido, 3 veces que me mataron pero luego he revivido, una de ellas a mi amada Coquito, después de esto quien te diga que es fácil reencontrarte contigo yo diría que miente o que nunca ha renacido.
He buscado de por lo menos 6 formas (las que identifico) crecer, vivir mejor, amar más y aprender de todo: las sonrisas, los llantos, cada equivocación, con cada una lo he logrado un poco y al mismo tiempo sigo buscando.

Abrí mi blog después de por lo menos 4 años de no escribir desde lo que más allá de mi mente soy, no con la intención de copiar, si no de hablar lo que casi nunca digo y me encontré con la sorpresa de que mi inspiración anda medio perdida, quería escribir como primera entrada algo sobre mí que impresionara a aquellos que me leyeran.
Hoy de madrugada (otra vez la 1:00 a.m.) cuando debo despertar a las 6:00 a.m. para una larga jornada laboral en la que algunas veces ya no entiendo lo que pasa ni lo que vivo, con una sola mamá y cuando 7 de mis hermanos se han vuelto mis primos, pero con familia que además ahora yo he escogido; después de inspirarme un poco de otros escritos, me cayó de pronto que no se escribe para los demás, no tiene ningún sentido, después de algunos años busco escribir de nuevo sobre lo que he aprendido, sobre lo que siento y vivo.
Me considero afortunada, creo que la vida me ha puesto en donde he tenido que estar, que a veces hay que cerrar y volver a empezar… soy feliz a ratos y aunque pensaba que ese era el fin, hoy creo que debe ser constante, más bien un camino que nunca dejas de seguir…
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